EL MUNDO, 21-9-2011
Deplorable ejemplo el que una vez más dieron ayer los profesores de Madrid, haciendo pellas del modo más ordinario y vulgar, gritando todo tipo de lemas lamentables y quejándose de la crisis como funcionarios en lugar de sobreponerse a ella como hombres y mujeres que aman su oficio de maestros y que sienten algún aprecio por sus alumnos.
Porque el resumen de la jornada de ayer es que ya tenemos un día menos de clase para unos alumnos que con el actual sistema educativo salen casi analfabetos de sus institutos y llegan a la universidad en condiciones pésimas. El resumen de la jornada de ayer es que unos profesores que tendrían que ser ejemplo de grandeza y de generosidad, de entrega total, se comportaron como niños mimados, egoístas y zafios, sin ninguna visión de conjunto, preocupados sólo por lo suyo e incapaces de estar a la altura de las circunstancias.
No es ningún secreto que tenemos y tendremos que trabajar más y por el mismo dinero, o incluso por menos. No es ningún secreto que nuestra enseñanza pública puede mejorar mucho, y que tiene algunos agujeros imperdonables. No es ningún secreto que podríamos hacerlo bastante mejor de lo que lo estamos haciendo, y que nos hemos pasado demasiado tiempo hablando de nuestros derechos sin atender convenientemente a nuestros deberes.
Puede que los profesores de instituto no sean los únicos culpables, pero seguro que tienen su parte de culpa y tendrían por lo tanto que sentir su parte de vergüenza por como los chicos abandonan sus aulas, por el estado intelectual en el que alcanzan la mayoría de edad. ¿Quién tendría más derecho a montar una huelga: los profesores con sus conocidas quejas, o la propia Espernaza Aguirre, a la vista de los pobres resultados obtenidos a cambio de las sacas y sacas de dinero invertido en la educación pública?
¿Quién tiene más derecho a hacer huelga: los profesores porque se les haga trabajar una hora más, o la consejera de Educación de la Comunidad por lo poco y mal que muchos de ellos han trabajado hasta ahora? ¿De qué nos tendríamos que quejar? ¿De qué estamos hablando?
¿Quién tiene más derecho a quejarse: los profesores por la ampliación de su horario o los padres por ver a qué niveles quedan reducidos sus hijos si no tienen más remedio que mandarlos al instituto?
Si se trata de montar bronca política y de insultar una vez más a la presidenta de Madrid, puede que algunos se sientan cómodos en bochornosas jornadas como las de ayer. Si se trata de hacer ruido, lo de ayer fue sin duda un triunfo.
Pero si por casualidad se tratara de la educación de los hijos de los madrileños, si por algún casual alguno de los manifestantes o algún lector de este periódico estuviera realmente interesado en la educación de los chicos, entonces la jornada de ayer fue un fracaso total y absoluto. Primero porque los profesores faltaron a clase, y no tendría que haber ninguna excusa, salvo la de la enfermedad grave, para saltarse tan fundamental compromiso. Segundo por la poca generosidad mostrada: si algún alumno se informa de la huelga y de sus motivos no aprenderá ninguna lección moral positiva de quien se supone que tendría que ser su modelo. Y tercero porque el tiempo pasa y cada día que pasa y no nos damos cuenta de que los maestros no hacen lo suficiente, nuestros hijos son un día más tontos y un día más viejos.
Si por lo que sea eres un padre madrileño y tienes la tentación de pensar que maestros y sindicatos son las víctimas de la escena y que Esperanza Aguirre es la culpable de todo, sólo te pido que recuerdes que ella ya tienen perfectamente educados a sus hijos y perfectamente saciada la vanidad de ser presidenta; y que tu hijo está en cambio en el medio del camino, y que si nadie lo remedia, acabará sus días de instituto hecho un completo incompetente.
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