LA VOZ DE GALICIA, 5-9-2011
Un país como el nuestro, que tiene un 30 % de fracaso escolar, acaba de decretar unos recortes presupuestarios en la enseñanza que rondarán, si no llegan a superarlos, los 2.000 millones de euros. Ya hay, hasta el momento en que escribo esta plegaria en la mañana del primer sábado de septiembre, cuatro comunidades autónomas -Galicia, Madrid (donde hasta los inspectores ponen en entredicho la eficacia de las 20 horas lectivas, hasta ahora 18), Castilla-La Mancha y Navarra- que han comunicado, sin ningún rubor, estos recortes. Y no hay que olvidar que el curso pasado hubo ya unos drásticos tijeretazos que mutilaron nóminas, becas de alumnos, formación del profesorado -un lujo prescindible, según los actuales jefes de educación- y actividades extraescolares, que animan culturalmente los centros académicos. La apertura del curso nos va a traer las más justas movilizaciones de padres de alumnos, de sindicatos de enseñanza que se suben por las paredes y de profesores de instituto que no tanto van a salir a la calle para denunciar la conculcación de sus derechos como para protestar porque a la clase política le importa un rábano pisotear la enseñanza misma. Unos partidos políticos culturalmente anémicos es comprensible que sean insensibles a esta catástrofe educativa. Dentro de unos días recitaremos estos versos de Pablo Neruda, tan adecuados para la ocasión: «Corre tú entre las hojas, / un otoño negro ha llegado». Este otoño negro, por desgracia, se va repitiendo de año en año.
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